23 ene 2008

¡¡¡¡¡Que vienen los exámenes!!!!!

Antes de nada, recomiendo encarecidamente leer el blog con el Mozilla Firefox antes que con el Explorer, porque este último da muchos problemas (para todo en general, para los blogs en particular).



Principios-mediados de enero. Tras unas navidades de mucho ajetreo, mucha vida social, muchas salidas diurnas y nocturnas y pocos libros, la gente se reincorpora a la universidad. Días más tarde, la fecha se acerca y quedan pocos días antes de la suspensión de las clases. Ya no hay vuelta atrás: vienen los exámenes de febrero, la primera prueba de fuego para los universitarios, donde muchos se juegan algo más que medio curso en asignaturas cuatrimestrales. Se juegan su verano. Otros, más afortunados, ponen en compromiso el llegar a junio con los temarios descargados o tener que estudiarse todo el curso. Esto es febrero, estos son los nervios de la universidad; bienvenidos a bordo.


Uno lleva a sus espaldas muchos años de estudiante y algunas experiencias docentes, muchos exámenes por tanto. Los ha padecido de todo tipo, desde aquellas fáciles diez preguntas en los primeros años de EGB a los primeros exámenes de desarrollar mínimamente terminándo la General Básica, los supuestamente dobles controles de conocimientos y madurez de COU y el eclecticismo que ofrecen las diversas asignaturas de una licenciatura universitaria. Colegio, academia, universidad, máster, First, examen de conducir y otros que nos dejamos en el tintero, todos y cada uno de ellos pide algo al candidato. Tan distintos y tan iguales a la vez, importante misterio. Simplemente, esta entrada es mi pequeño homenaje a los que ahora están en esa época, con unos pequeños consejos o técnicas de estudio por parte de alguien que ha hecho muchas pruebas, que ha planteado unas pocas y que tiene bastantes años como para estar en disposición de ofrecerlas. Aquí, como en las dietas o la calvicie, no existe un milagro ni un truco, sino métodos para estudiar que pueden ayudar un poco a quien lo encara de manera errónea.

Lo más importante, como todo en esta vida, es estar lo más lejos posible de nuestros peores enemigos. ¿Quién se pondría cerca de alguien que le va a perjudicar pudiendo estar lejos? Nadie en su sano juicio lo haría. Entonces, queridos compañeros de pruebas escritas, dejadme deciros que vuestro peor enemigo tiene un nombre, los nervios. Hay personas más inquietas que otras, y por eso no todo el mundo parte de la misma base, pero se pueden incentivar esos nervios o dejarlos tranquilos, y es la segunda opción nuestro pasaporte hacia el aprobado. El examen está fijado, es algo que hay que hacer por narices (y si no lo haces ahora, te tocará en la siguiente convocatoria, así que prolongar la agonía es una bobada). Entonces, si hay que hacerlo, tomémoslo como una rutina más. No es una tortura, sino una prueba necesaria para que nos den el maldito título que nos permita vivir de algo que no sea tocar el "Amapola" con la flauta en la calle con un falso cartel de enfermo terminal.

Una vez asumido que el examen no es algo que nos quiere putear, sino un factor más en nuestro crecimiento personal, es cuando hay que evitar los nervios. Frases como "no me va a dar tiempo", "si es que me lo estudio y al momento se me olvida" o "según me siento ante los apuntes me empieza a doler la cabeza" no nos ayudan en nada. Hay que ver la fecha del examen, aprovisionarse de los apuntes cuanto antes, y hacer un cálculo realista. Siendo sinceros, hay muy pocas personas que estudien al día, y si tú eres uno de ellos te doy mi enhorabuena y te ordeno ponerte a estudiar, porque aquí vas a perder el tiempo y los libros te llaman. Por tanto, debemos calcular el tiempo que vamos a tardar en estudiarnos con un mínimo de garantías los apuntes que entren en el examen, para lo que será muy útil tener en cuenta otros condicionantes, como el hecho de otros exámenes en fechas próximas, compromisos que se tengan poco antes del examen y que nos vayan a impedir estudiar (si hay que ir a entrenar, si tenemos un cumpleaños, si hay que ir a sacar al perro a diario para que haga sus necesidades, si hemos puesto una revisión del médico la tarde antes del examen, y un sin fin de etcéteras). Pues bien, si estimamos que unos apuntes nos tomarán seis días antes de un examen, lo ideal es poner un par de días más para posibles imprevistos y para tener un margen cuando la pereza se apodere de nuestras débiles voluntades.



Ya tenemos claro que debemos evitar los agobios y nos hemos establecido un calendario más o menos razonable de estudio. Es muy recomendable dividir la materia en los días planificados para que nosotros mismos sepamos que vamos a un ritmo adecuado, aunque esto no es imprescindible y sí optativo (siempre dejando medio día previo a la prueba, al menos, como repaso global). Ahora, nos encontramos a equis días del examen y tenemos todos los apuntes perfectamente preparados y ordenados. Es muy recomendable tenerlos con la propia letra o a ordenador, para lo que ir a clase se antoja bastante importante. Sé que parte de lo bueno de la universidad es el hecho de que no sea obligatorio ir a clase, y que lo ideal es hacer la vida sin clases, ya sea durmiendo por las mañanas, quedando a tomar unas cañas o a jugar al mus en lugar de acudir al aula... pero la realidad es que yendo a clase tienes el 30% del aprobado, porque sabes en lo que hace hincapié el profesor, no te faltan apuntes y, lo más importante, cuando estudies verás tu letra o la de imprenta, y lo verás redactado a tu manera, sin tener que interpretar a nadie. Casi es más sacrificada esta etapa que el estudio pre-examen, pero medio éxito reside aquí.

Teniendo ya los apuntes bien ordenados, como decimos, está claro que no todos los exámenes se estudian igual. No es lo mismo un examen teórico que práctico, no es igual memorizar que comprender, ni funcionan de modo similar unas materias que otras, por lo que estos consejos intentarán ser lo más generales y orientativos posibles.

Como hemos dicho, es muy importantes estar tranquilos y tener el convencimiento de que vamos a aprobar. Hay que creerse que lo que estamos haciendo va a merecer la pena, porque nadie es tan tonto de estudiar varios días con la idea de suspender. En ese caso, es más recomendable ir a tirar piedras al río, disfrazar a nuestro gato de Lina Morgan o ponernos a ver nuestros apasionantes vídeos de Verano Azul. Si estamos sacrificando nuestro tiempo, es porque tenemos el convencimiento de que vamos a obtener un buen resultado; además, el hecho de ser optimistas nos ayudará en nuestra tarea de obtener la mayor tranquilidad posible. Los conocimientos entran fácilmente en una mente despejada, sin las barreras que ponen las torturas internas de imaginarse un suspenso.




Con tranquilidad y confianza, vamos estudiando la materia, cada asignatura con sus particularidades. Otro aspecto a tratar es el lugar de estudio; considero que lo ideal es la casa de cada uno, su habitación, pero no todo el mundo puede por diversos motivos y entonces hay que emigrar a bibliotecas o similar. Mi situación ideal es solo en casa, sin ruidos, con internet a disposición para resolver las bastantes dudas que puedan surgir y siempre en la misma mesa para no curiosear cada vez que cambiamos de lugar. Desaconsejo, siempre en la medida de lo posible, las bibliotecas, ya que estar rodeado de gente provoca miradas, estar pendiente de conocidos, que si el/la de enfrente está buen@, etc. Eso no es un buen método de estudiar, y, por muchas horas que se empleen, aquí prima la calidad sobre la cantidad.

Sobre el estudio en sí, la gente entendida recomienda una hora de estudio y diez minutos de descanso, pero yo diría que es demasiado. Mi teoría es la de muchos descansos para que lo estudiado se pueda fijar en la mente, volviendo a ello constantemente para irlo integrando cada vez que incorporas algo nuevo. Y me explico: cuando tienes un temario a estudiar, es importante, para empezar, tener una visión global, para enterarte de lo que vas a hacer, cómo planificarte, saber qué aspectos reforzar según el tipo de examen y todo lo que nos podamos imaginar. En un tema concreto, lo mismo; hay que tener siempre un esquema con números, del tipo 1, 1.1, 1.2, 1.2.1, 1.2.2, y así. Eso siempre al lado del estudio por dos motivos, para entender lo que estudias e integrarlo dentro del tema global (porque lo de memorizar y soltar como un loro escritor es más costoso y da peor rendimiento a posteriori) y para, según vemos que avanzamos, irnos sintiendo satisfechos. Alguien que siente que se mueve se ve motivado a moverse más, esto es una obviedad pero a la hora de estudiar se suele olvidar fácilmente. Por tanto, un esquema al lado de lo que vamos estudiando es otra de las claves de nuestro triunfo en esta empresa.


¿Y cómo es el método de estudiar en sí? Pues como todo, con tranquilidad, sin agobios ni prisas (gracias al calendario que nos hemos autoimpuesto, bastante flexible) y con la sensación de que lo estamos haciendo bien, de que no vamos a fallar. Cada maestrillo tiene su librillo, pero yo recomiendo, insisto en ello, períodos muy cortos de estudio y de descanso. Un ejemplo práctico para entenderlo: veamos un tema que tiene cinco puntos distintos. Aquí el procedimiento, uno de los procedimientos válidos, sería el siguiente:

-Vemos el tema en su globalidad, y su lugar entre el resto de temas que entran en el examen. lo situamos mentalmente y relacionamos con los anteriores y posteriores. Esto no cuesta mucho.

-Tenemos un esquema del tema (y si no, recomiendo hacerlo en una primera lectura, no ocupa tiempo porque suelen caber en una cara de folio y los beneficios son incalculables), le echamos un vistazo para ver la longitud. Mentalmente, imaginamos el tiempo que tardaremos, siempre tirando al alza para no ponernos ningún tipo de presión y, para en caso de acabar antes, pensar que hemos realizado un excelente trabajo que nos está catapultando al éxito.

-Con el esquema al lado, realizamos una pequeña lectura rápida (pero atenta) al tema, como quien lee su sección favorita del periódico o la crónica del partido que ganó su equipo el día anterior. Esto exige poca concentración y esfuerzo, aunque es una primera toma de contacto que hace mucho sin darnos cuenta. Tras esto, nos tomaremos un pequeño descanso de cinco minutos, levantándonos del lugar de estudio (no conviene herniarse).




-Ahora viene la etapa menos grata, en la que nuestros métodos de estudio son primordiales. Ya lo he dicho antes, períodos cortos pero de calidad. En un tema con cinco partes, mi técnica seria clara: ir una a una. Cogería la primera, la leería ya más cuidadosamente en su totalidad, y luego poco a poco, intentando entender más que memorizar (exceptuando cuatro o cinco conceptos clave, de esos que recordando en un momento de apuro me puedan dar pie a desarrollar algunas ideas que me salven de la quema), ir avanzando hasta el final. Si todo es un proceso que tiene relación, estupendo, ya que con recordar lo primero avanzaremos mentalmente hacia el final.

-Tras leer muchas veces y entender ese primer punto, toca descansar, hayamos tardado diez minutos o hayamos tardado cuarenta. No es bueno estudiar dos puntos seguidos para no mezclar conceptos, así que, personalmente, iría a la radio o al ordenador, una cancioncita para evadirme y la mente descansada. Al volver a los apuntes, intentaré recordar lo estudiado anteriormente, y en caso que no pueda hacerlo, recurriré a mirarlo en la menor medida posible.

-Repetir el mismo proceso con cada parte de las que consta el tema, integrando lo que se aprende más nuevo con lo que ya habíamos aprendido antes para hacer un todo. Esto es lo más complicado, pero si hay tranquilidad, se hacen muchos descansos y los ratos de asimilación existe una buena concentración, el éxito está asegurado. Nunca olvidemos tener el esquema al lado para tener una visión global.

-Al final del tema, una nueva lectura a toda la materia como recordatorio siempre es beneficiosa, ya que es inevitable, pese a nuestro buen trabajo, que se nos queden datos por el camino, y esta parte de recuperación de informaciones puede refrescarnos la memoria.



El día del examen es importante, sea de mañana o de tarde, levantarse de buen humor y no pensar en que vamos a dirigirnos a un castigo injusto, porque somos muy buenos y no merecemos tener que ser despreciados así. Pues no. Si el examen es de mañana, dedicaremos la tarde y parte de la noche a repasar, nos levantaremos y, tras un moderado desayuno, iremos a clase. Si se puede debido a que vamos en autobús o se retrasa el profesor, repasaremos la parte de la que menos nos acordamos. En caso de examen vespertino, nos levantaremos sin prisas, dedicaremos lo que quede de mañana a repasar y comeremos bien y pronto.

Nunca pensemos que "va a caer en el examen lo que peor me sé" o "se me está olvidando todo lo que me sabía anoche". Son pensamientos de fracasado, y por ello hacia el fracaso iremos. Tampoco es bueno llegar pronto al aula, ni juntarnos a estreñidos mentales de los que empiezan a preguntar histéricamente momentos antes del examen lo que no se saben, que gimen que van a suspender, que lloran porque es la octava vez que van a suspender el mismo examen y demás gente perjudicial. Son personas muy negativas que pueden echar nuestro trabajo de semanas al traste y hundirnos si somos mentalmente débiles o nos creemos una ONG por momentos y les escuchamos. Lo mejor, una palmadita en la espalda en lo que decimos "luego nos tomamos un café, te espero una hora en la puerta hasta que acabes", con una amplia sonrisa y pensando que el día que salgan las notas esa persona verá pusilánime nuestro aprobado y su suspenso. Por esta gente y el ambiente pre-examen general aconsejo llegar a la clase justo a la hora de comienzo del test. También es imprescindible llevar música para abstraerse en caso necesario; de hecho, en un examen que se lleve bien preparado lo ideal es escuchar algo de música alegre antes de empezar el examen, en lugar de buscar frenéticamente el dato que no se recuerda.

Nada más, espero haberos ayudado un poquito, o, cuando menos, haber arrancado una media sonrisa en cualquier punto de mi atropellada exposición. Que tengáis mucha suerte sobre todo los que no sigáis estos consejos, pues la necesitaréis. Tranquilidad y confianza, compañeros.


Fotos: www.dnrec.state.de.us, zonalibre.org, lacoctelera.com, portalprogramas.com.

4 comentarios:

Lai dijo...

Bueno, en verdad os digo que ha sido un tema interesante, un poco largo pero sin duda curioso. Me ha llenado de orgullo saber que hasta ahora voy aprobando sin hacer nada de esto y he llegado a la conclusión de que voy a adoptar tu método (siempre y cuando algún día estudie mas de 1 día para un examen). También he de decirte, querido compañero, que me acabas de joder mi ratito de estudio previo a un examen que tengo en 3 horas porque me estoy riendo constantemente pensando en como disfrazar al gato de Lina Morgan (sinceramente me parto imaginando como cruzaría las patas).
Bueno, os dejo que voy a intentar repasar los "managing inventories".
¡¡¡Sigue así!!!

Lai dijo...

Por cierto, ahora "NO ME DA TIEMPO A ESTUDIAR ESTE TEMA POR LEER Y ESCRIBIR", eres un tóxico!.

Anónimo dijo...

pues lo voy a tener muy en cuenta para un examen que tengo dentro de una semana. cumplo todos los tópicos de mal estudiante así que hay que probar nuevas técnicas. Y hasta parece que es bueno para la salud esta forma de hacerlo.

Brian Grant dijo...

Gracias por los comentarios.

Disculpad la extensión, debí haberlo dividido en dos partes, pero los exámenes y trabajos también me apremiaban (a mí y a todos) y lo mejor era que lo pudierais leer antes de entrar en todo el meollo.

Estoy preparando un artículo sobre la final olímpica de Barcelona 1992, España-Polonia de fútbol, aprovechando que estos días revisaré el partido para despejarme de la tensión. El jueves intentaré colgarlo.

Saludos, y mucha suerte